¿Conocéis Begur? Un pueblo sobre una colina a escasos kilómetros del mar, en la Costa Brava. Calles empedradas, locales con encanto y comercio tradicional. Imaginemos que queremos ir allí a pasar una semana de relax. Partimos en nuestro vehículo con un objetivo claro: llegar a Begur.
Pero no basta. Como objetivo sería demasiado inconcreto. Necesitamos saber qué día queremos llegar, a qué hora y cual es la dirección de nuestro hotel. Con el Método Ipace ocurre lo mismo. Partimos de un objetivo ambicioso e inspirador al mismo tiempo: provocar una transformación en la atención a las personas residentes desde una propuesta innovadora de atención centrada en las relaciones, haciendo de las residencias lugares mejores. Pero la elocuencia de esta declaración no serviría de mucho si no fuéramos capaces de enumerar una serie de objetivos intermedios, concretos y medibles, que nos ayuden a trazar un camino.
Estos objetivos de “El Método Ipace” tienen varias capas que incluyen a los diferentes actores que toman parte en el proceso, y para enumerarlos partimos de tres principios.
- Como ya hemos explicado, los objetivos deben ser definidos de forma clara, precisa, concreta y medible.
- Su definición se realiza tras haber realizado un diagnóstico, ya que deben de estar adaptados a la realidad de cada entorno residencial.
- Establecemos tres momentos de medición de objetivos en base a unos KPIs previamente establecidos: al principio, en el ecuador y al final del proceso. Su evolución nos ofrece una visión muy concreta del impacto que está teniendo la intervención.
Los objetivos de estos procesos de intervención en entornos residenciales buscan generar un impacto en el bienestar de quien reside allí, de los y las profesionales que cuidan a esos residentes y también de los familiares y seres queridos. Por eso, estructuramos los objetivos específicos en tres grupos.
bienestar general atendiendo a indicadores como la reducción de sintomatología conductual o la redución en la administración de psicofármacos tal y como se constató en la Residencia…
Residentes
Buscamos aumentar sus niveles de bienestar general atendiendo a indicadores como la reducción de sintomatología conductual o la redución en la administración de psicofármacos, tal y como se constató en la Residencia Lakua dentro del proyecto Gizarea para la Diputación Foral de Álava (leer noticia)
Profesionales
La intervención pone el foco en la mejora del ambiente laboral para propiciar unas condiciones óptimas a las personas cuidadoras. Así, marcamos como objetivos específicos la reducción del estrés, la mejora del desempeño laboral, el aumento del compromiso o el incremento del engagment con las personas profesionales, así como su participación e implicación en el proceso de toma de decisiones y desarrollo de propuestas de mejora.
Familiares
Los familiares son elementos activos de los cuidados a las personas dependientes. Se establecen objetivos como el aumento en su nivel de satisfacción respecto a los cuidados prestados, la disminución de los índices de soledad y el incremento de los niveles de bienestar general, basados en este caso en el Modelo PERMA: las personas eligen aquello que las hace felices de forma libre.
Para medir el grado de alcance de estos objetivos hemos desarrollado un sistema de medición que comprende tres fases:
- Al inicio del proceso
- En el ecuador del mismo
- Al finalizar.
En esta medición se tienen en cuenta los tres grupos objetivo descritos y se miden KPIs específicos que incumben a cada uno de ellos. En la siguiente gráfica podéis ver la evolución en los resultados en base al Modelo PERMA entre las personas trabajadoras de una residencia.
Os recomendamos una visita a Begur, pero antes no olvidéis definir bien la ruta. Seguro que esa semana se disfruta a tope.
Más información sobre El Método Ipace y sus objetivos: https://elmetodo.ipacesl.es/metodo-ipace/objetivos/